PRESERVAR LA MEMORIA HISTÓRICA

Por: Leonel.do

Somos lo que recordamos haber sido”, sostiene Giovanni Greco, estudioso de Historia de la Universidad de Bologna. Y es cierto hoy más que nunca. Desde la antigüedad los seres humanos traemos experiencias del pasado para comprender y aplicar, en el presente, las que mejor nos ayudarán a vivir dentro de una civilización desarrollada. Cómo funciona una comunidad eficiente, quiénes participaron en la construcción de nuestro pueblo, cuáles son los recuerdos y tradiciones que ellos heredaron de sus ancestros, y muchas otras: rescatar la memoria histórica, es obtener una sabia aliada de la civilización.

 

Así como un centinela constantemente en guardia, la memoria histórica nos recuerda los cómos y los cuándos, los por qué y los para qué en el andar democrático de una nación. Nos avisa si el camino emprendido tendrá buen curso, comparándolo en el espejo del pasado de las anteriores generaciones. Algunos sabios como Nietzche llegaron a consideran que muchos jóvenes no saben qué fue el ayer, por lo tanto no pueden comprender por qué el hoy, nuestra actualidad, es como es. La historia fundada sobre la memoria del pasado se encarga de recordar los acontecimientos y personajes históricos esenciales en el momento justo y en la medida exacta, pero solo si estamos alerta y escuchamos atentamente.

 

Sin memoria histórica una comunidad se arriesga a perder el significado y el sentido profundo de su identidad cultural y civil. Según el escritor, tres figuras fundamentales de la memoria propician la toma de conciencia de su valor: la memoria monumental, que se basa en la retórica; la memoria anticuaria, que evoca la grandeza de lo que fue; y la memoria crítica, que selecciona y discierne los recuerdos en base a un comportamiento que promueve la comprensión de la experiencia humana a través del análisis de su desarrollo durante los siglos pasados.

 

Todo lo que somos hoy tiene sus raíces en el pasado, y olvidar esas raíces es como vivir una vida sin referencias. Si se desea conocer la memoria histórica, no por nostalgia del pasado, sino porque orienta a una visión positiva de la vida y de los vínculos humanos, primero necesitamos educar en la convivencia pacífica. Si algunos jóvenes crecieron con una sensación de presente permanente en el que falta todo vínculo con el pasado histórico, como factor para reflexionar, reflexionamos en esta entrega: ¿Cómo es posible pensar en construir un futuro o simplemente comprender el presente si faltan por completo las bases enraizadas en el pasado?

 

Recordar para construir. Ese es el camino.

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